Suena el despertador. Mierda, tengo que despertarme. Mientras de un suspiro se me escapan todos mis sueños, miro el calendario. 14 de Febrero. San Valentín; Día de los enamorados. ¿Cuántos van ya que són para mí un simple día más?. Bah, ¿para qué preocuparse? Mientras tú, esta mañana te habrás levantado pensando en ella, pensando en qué cara pondría al ver tu regalo, o peor, te habrás levantado con ella, su aroma te ardería al lado, mientras tú le acaricias el pelo, ella duerme, plácidamente, mientras tú, con esos preciosos ojos marrones la miras y sigues pensando, en que hoy es vuestro día, el día de los enamorados. Pues, mientras tú guardas esa esencia que falta en mi interior, esa esencia llamada esperanza, mientras mi esperanza se escapa cada vez que tú suspiras, mientras tú sonríes al mirarla; yo sigo aquí, sentada enfrente del ordenador, plasmando sentimientos en palabras, mientras tú le dedicas a ella, la mejor de tus sonrisas. Sólo es un día más, un día en que muchas personas creen que deben ser felices por tener a alguien a su lado, pero ¿y si no? Tengo que estar triste por que nadie quiere regalarme unos dichosos bombones? No, simplemente quiero sonreír porqué sé que aunque esa flecha envenenada que me atravesó a mí no es la misma que la tuya, sé que tú eres feliz por tener lo que tienes, y amí, este corazón solitario y desgarrado por viejos amores que no dejaron más que heridas, ese simple saber de que tú sonríes a su lado, no me deja más remedio que hacerme sonreír, pese a que en el día de los enamorados, no esté con quien yo más quiero.
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