Me apetecía volver aquí a escupir un poco de mi veneno.
Últimamente pienso mucho en ti, ¿sabes? Pienso en todo lo que llegamos a hablar, poco a poco, hurgando sin prisas en nosotros mismos. No he dejado de pensar en las veces que me decías que no era nada, que podríamos superar eso juntos. Al final, simplemente, no pudimos ni cruzar una línea juntos y, joder, qué triste que todo tuviese que acabar.
Al final nos hicimos polvo, nos hicimos mierda, nos hicimos de todo menos sanarnos. No te valió la pena recomponer este corazón hecho en mil pedazos, no te compensaba rehacerlo.
Aún me siento en ese parque en el que te vi sonreír con tus amigos. No te imaginas la vida que me daba esa sonrisa tuya de todo va genial. Sigo aquí, en ese maldito parque que me enseñó a querer unos ojos como los tuyos, esperando a que aparezcas girando esa esquina y que me digas que no me destroce con estos cigarrillos que me quitan segundos de días que no pasaremos juntos. Ya no volverás a preocuparte por si tengo segundos de más o de menos.
Aún escucho las canciones que me recomendaste en aquellos momentos esperando cualquier mensaje subliminal que me indique que vayas a volver.
Aquí sigo, escribiendo como me dijiste que no dejara de hacer, a las cuatro y media de la mañana de un día cualquiera de verano. ¿Sabes? He hecho más historias y eso que lo dejé abandonado cuando te fuiste porque mi lector favorito ya no quería leerme. También he hecho una especie de desahogo como si hablase contigo o como si fueses a leerme como antes. Solo... te echo de menos.
Quizás, ya sabes, esto es el destino caprichoso del que hablábamos muchos sábados por la noche. El destino tenía que traerme a alguien como tú, alguien que me hiciese creer un poco más en mi misma e hiciese que viese las cosas de otra manera, el amor de otra manera. Supongo que por eso me siento agradecida, me has hecho ver las cosas de una manera completamente distinta y, joder, no sabes cuánto te agradezco eso nuestro que tuvimos, esos momentos, esas charlas, esas sonrisas cómplices por los pasillos del instituto. Aun sin estar a mi lado, estabas.
Ojalá no hubieras tenido que irte nunca.
Alguien que te echa terriblemente de menos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario