martes, 29 de julio de 2014

Duele sentirse una opción más.

¿Alguna vez habéis tenido esa sensación de estar reteniendo a alguien contra su voluntad mucho tiempo? Pues yo la he estado teniendo.


Me he sentido a kilómetros de esa persona, como si fuesemos desconocidos y, sobretodo, como si no valiese nada para ella. Muchos problemas para quedar y cuando quedabamos... entonces era incluso peor, cambios de planes, vueltas a casa demasiado pronto, otros planes más apetecibles que pasar tiempo conmigo, 'su mejor amiga'. Necesitarla era un error porque nunca faltaba una fiesta a la que ir, otro sitio mejor donde estar... y se hace duro. Se hace duro ser una primera opción que siempre puede aplazarse porque no pasa nada. Y no es enfado, como mucha gente piensa, es dolor. Dolor que se acumula en un corazón que se rompe con cada plantón, con cada día necesitando hablar con ella, con cada noche sabiendo que ella no quiere estar donde estamos, si no en otro sitio, con otra gente. Dolor de saber que ella siempre tendrá un plan mejor, que yo no puedo ofrecerle, y que se lo merece, se merece salir y pasarselo así de bien, pero que yo no estoy ahí, en esos planes. Dolor de saber que me guste o no acabará yendose, porque se lo merece, porque me lo merezco, porque tengo que perderla porque los planes han cambiado.


Y, joder, lo que duele sentirse esa opción sin prisas, sin necesidad, sin prioridad. Esa opción que parece la que escoges cuando no queda otra mejor, aunque esta opción te necesite desde hace mucho tiempo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario