Y, entonces, me llamas. Me dices que me necesitas y gritas socorro con tus lagrimas.
"En quince minutos estoy en tu casa"
Y te veo bajar por tu puerta. Te haces la fuerte y finges que todo esto no es nada malo. Yo pienso: "estan matandola". Se me parte el alma. Ni un beso me das al verme. A penas ese abrazo de todo ira bien quieres darmelo, porque ambas sabemos que no ira bien.
En el trajecto, te acomodas en el asiento delantero del coche, te pones el cinturon, cierras los ojos y subes el volumen de la musica.
-¡Ey! ¿Va todo bien? - te digo.
-Tranquila - me sonrie.
Al llegar a mi casa me doy cuenta de que hay mucho mas. Tanto que te quema. Te veo ahi sentada, con la mirada perdida. A penas te das cuenta de que ha venido el vecino. Si, ese vecinito guapo que tengo desde hace tiempo.
Y viendote asi, rota por dentro por esos estupidos que deberian apreciarte y valorar tu existencia, valorar que te tienen en su vida si o si, me paro a pensar en cuando yo era la que estaba rota, cuando me vi realmente perdida en este mundo y tu, si tu, sin a penas quererme, sin quererme en tu vida, casi odiandonos, apareciste en mi vida y me dijiste: "tranquila" me sonreiste y me guiñaste un ojo. Fuiste directa al problema, A MI PROBLEMA, a enfrentarte a el. Al salir de aquel lugar que me destruia a mi, volviste a sonreir con lagrimas en los ojos y añadiste: "no te dejare caer, guarra". Y eso es justo lo que voy a hacer yo, o mas bien no voy a hacer: no te dejare caer, guarra, porque no te lo mereces.
#_Una invitada a este blog que grita ayuda para la dueña del mismo.
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