jueves, 9 de mayo de 2013

Esos findes...

Si algo tengo que agradecerle es que el me hacia sentirme viva. Se que eran pocos momentos los que compartiamos pero eran los necesarios como para sentirme bien. Aun recuerdo cuando me hacian tanto daño en el cole (algun dia hablare de ello seguro) pero entonces, llegaba el viernes y le veia. "Fiu fiiu" era su manera de decir hola. Entonces me decia: ¿que tal la semana? Y yo le contestaba: ellos no me quieren. Pero ahi estaba el, dispuesto a hacerme feliz, soltando un: tranquila conejita, tu vales mas que ellos. Me daba un abrazo, me apoyaba en su tripa y me tiraba la tarde encima de el mientras me acariciaba el pelo. Llegaba el sabado y al levantarme veia como venia a mi habitacion y me decia: vale, que he preparado el chocolatito con churros recien hecho. Y ahi que ibamos todos, no por el desayuno si no por ver quien se manchaba mas y de quien nos reiriamos mas. Y esas tardes... madre mia. Ese sabado por la tarde en que decia: venga pequeñita, ¿a que jugamos? Y yo iba corriendo hasta mi habitacion a por el parchis. "Venga, atrevete a ganarme" le decia con voz desafiante. Y el me decia: "a ti nadie te puede ganar en ningun aspecto, ya lo veras" y volvia a hacerme sentir especial. Entonces llegaba el domingo y tu venias a las nueve a mi cama y suavemente me decias: venga cariño, vamonos al campo. Y yo corria a mi armario a ponerme cualquier cosa por estar con el. Llegabamos a las ocho de hacer mil y una manualidades. El se duchaba, se vestia y me decia: tranquila princesita, el proximo viernes me tendras aqui, te traere algo, te quiero. Y me cogia y me abrazaba. Yo me agarraba a su tripa y le decia: " Por favor, ten cuidado".

El volvia cada viernes. Dispuesto a decirme que yo podia con todo, que yo valia la pena, que yo era mucho mejor que esos niños que no me querian en su vida.

Entonces, un dia, dejo de venir, y poco a poco me fui dando cuenta de que ya no volveria a ser asi de feliz con el. Que ya no volveria a escuchar sus te quieros, sus conejita o sus princesita. Que ya no volveria a escuchar un "venga, ¿a que jugamos?" de su boca. Entonces, un dia, me di cuenta de que tenia que seguir sin el, sin sus animos, sin esa sensacion de estar viva y sentirme en paz conmigo misma que el me trasmitia. Porque el, el ya no queria volver a llamar a su conejita.

#_Te quiero, aunque tu te hayas olvidado de mi existencia, papa.

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