A veces, no me quedan fuerzas ni de levantarme de la cama.
Empiezo una nueva lucha, una nueva guerra que no quería empezar. Contra tí. Contra una persona a la que no quiero hacer daño, aunque tú me destrozases día a día. Uno de los dos tiene que perder.
Recuerdo cuando encendiste la vela, comenzaste la guerra, este juego dañino que quién sabe si tendrá fin. Dolió. Dolieron tus palabras. Como puñales en llamas. ¿Y ahora qué?-Pensé. A luchar toca...
Jamás quise pelear contra tí porque pierda quien pierda sé que yo acabaré destrozada en esto. Cada golpe que te de me rebotará y me irá destrozando y... aún a pesar de todo... quiero pensar que no te mereces las cosas malas que te pasan. Porque quiera o no te quiero y te voy a querer siempre y verte mal... es una sensación tan jodidamente desagradable que mata. Me mata.
Ni te imaginas lo que daría por poderte llamar, por poderte decir un '¿cómo estás? ¿qué tal tu vida? ¿cómo llevas la semana?', lo que daría por escuchar un 'no llegues tarde' o un 'come'... lo que daría por ese 'buenas noches' que me decías cuando me iba a la cama, por como te asomabas y me arropabas creyendo que estaba dormida, pero no... esperaba ese gesto para dormirme. Y ahora soy yo la que tiene que luchar contra una persona a la que tanto echo de menos... ¡manda huevos!
#_Planteándome como poder soportar algo así.