Hacía bastante tiempo que no escribía. Hacia bastante tiempo que no me dedicaba a mí.
Supongo que necesitaba volver a expresarme. El otro dia le vi. Serio, firme... tan distante. Cada paso que daba hacia mi era como si me fuese acuchillando el alma. Ahi seguia, avanzando y avanzando hasta llegar a donde yo estaba, seguir mirandome y seguir avanzando sin gesticular palabra. Fue como si me hubiese acariciado la piel rajandome a su paso y finalmente me hubiese clavado el cuchillo. Cruel, tan cruel como sangriento y desolador.
Desaparecio unos instantes y volvio a aparecer. Si, ahi estaba de nuevo y volviendo a esa ignorancia que se podia incluso masticar giro su cabeza, la inclino hacia abajo y se marcho. Todo estaba mas que dicho, jamas volveria a escuchar un "te quiero, enana" de el.
Justo en ese instante me di cuenta de que nadie me diria nunca un te quiero tan dulce, un te quiero tan sincero, un te quiero tan... suyo. Nadie me querria como el lo hizo en su momento. Lo mas triste fue darme cuenta de que hasta la persona que mas me quiso fue capaz de hacer eso, de hacer como si no me conociese cuando el conocia hasta mis primeros pasos, y si el fue capaz, ¿quien no iba a hacerlo?
El me enseño a ser quien hoy en dia soy y me sigue enseñando a no equivocarme. Me aficiono a todas y cada una de sus aficiones. Me hizo adorar los coches, los trenes y la musica flamenca de verdad. Me hizo ser perfeccionista, me hizo valorar las cosas y a las personas, me enseño lo que es querer y luchar por lo que quieres aunque se vaya tu vida en ello y me enseño a mirar por aquellos que miran por mi.
Es curioso que cada recuerdo tuyo tenga un hueco en mi corazon, con mucho cariño, y tu no guardes ni un 'hola, ¿que tal?' para mi.
Te quiero, papa.